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La última vez

Fotografía Familiar

El otro día, mientras realizaba una sesión de fotografía familiar, me di cuenta de que no podía recordar la última vez que cargué a mi hija mayor. En algún momento entre ayer y mi memoria, la puse en el piso y no la he cargado desde entonces.

Lo gracioso es que sabía que esto iba a suceder. Cuando me convertí en padre leí un poema que hablaba de todos esos últimos momentos, y a cada rato me preguntaba: “¿Es este? ¿Será esta la última vez?”

Nos centramos mucho en los primeros momentos, pero realmente los últimos son los conmovedores. Se acercan sigilosamente a nosotros, y yo al menos, no los anticipo tanto como los primeros.

Este, sin embargo, fue particularmente agridulce. Por lo que puedo recordar, a mi hija mayor le gustaba dormirse en mi cama. Cada noche cargaba su pequeño cuerpo mientras la llevaba de vuelta a su lecho, y sentía como cada día, con el paso del tiempo, se hacía cada vez más pesada. La bebita desapareció, y una niña emergió lentamente. Su cuerpo, una vez tan entrelazado con el mío, se convirtió en autónomo. Cada vez más, se transformaba en ella misma. Cuando mi niña era pequeña, la línea entre ella y yo era borrosa. Ella quería estar lo más posible cerca de mí. Era agotador, pero a la vez llenó un hueco que no sabía que existía.

Sesión de fotografía familiar de una pequeña niña sonriendo a la cámara
Violet

Lentamente, aprendió a tener su propio espacio. Sus límites. Ahora quiere privacidad cuando se cambia, y se sienta a mi lado en el sofá en lugar de estar encima de mí. Es por eso qué los dulces momentos intermedios de llevar a un niño dormido a su cama son tan fundamentales para mí: durante unos minutos, mientras duermen, están nuevamente unidos a mí y yo a ellos.

Como fotógrafo y padre, me esfuerzo por aferrarme a esos sentimientos tanto como pueda. Quiero crear un tipo de fotografía familiar que no sea tan solo el aspecto de cómo luce una familia, aunque eso también es importante, quiero crear fotografías que traten sobre cómo se sienten esos momentos. Puede que no seas un fotógrafo, pero creo que probablemente puedas relacionarte como mamá, papá, abuelo, tía o tío. Cómo ser humano. Las cosas cambian, y a menudo no sabemos que han cambiado hasta que es demasiado tarde.

Si hubiera sabido que la última vez que la llevé a su la cama sería la última … ¿Habría hecho algo diferente? Probablemente no. Porque la dulzura de la paternidad viene en los momentos hermosos y mundanos. No hubiera querido cambiar nada, porque si lo hubiera hecho, no sería lo mismo. Pero me gustaría haber tenido una fotografía de algo que represente ese momento. Un recordatorio visual de lo que sé: que todo mi trabajo como padre es amarlos ferozmente para que algún día tengan el coraje de alejarse de mí.

Ser padre es dejar que esos últimos momentos te bañen, y enfrentarlos igualmente con la misma alegría y tristeza. Porque cada último momento, es el comienzo de una novedad. Es posible que mi hija mayor ya no necesite que la lleve a la cama, pero también aprendió a leer. Aprendió a contar chistes, por malos que sean. Aprendió a ayudar a hacer la cena. Aprendió empatía y responsabilidad. Se convirtió en una mujer ante mis ojos, y eso es algo asombroso. Soy su lugar seguro y su guardián de memorias. He atesorado el recuerdo de su infancia con mi cámara… y sus historias en mi corazón. ¿Qué más puedo pedir?